Aunque el vidrio es el material ideal para mantener los reactivos de laboratorio por ser inerte, tiene el inconveniente de su fragilidad.
Estos frascos están recubiertos por una capa de plástico que en caso de rotura no permite que el contenido se derrame, evitando así, posibles lesiones al usuario.
Especialmente indicados para ácido clorhídrico, nítrico, sulfúrico y perclórico concentrados.